miércoles, 24 de enero de 2024

Leyendas para reflexionar

Desafío 2

Lee las siguientes leyendas. 

‘El perro del conquistador’ 

Cuenta una leyenda de México muy antigua, que hace mucho, mucho tiempo, durante la conquista de América por los españoles, ocurrió algo insólito con unos animales: los perros que usaban para asustar y atacar en los poblados indígenas. 

Estos perros, de raza mastín y alana, estaban acostumbrados a atacar y a recibir un trato brusco y agresivo por parte de sus dueños. Por lo tanto, no dudaban en morder y atacar a los indígenas cuando llegaban y éstos salían corriendo asustados. De esta forma, los españoles contaban con un eficaz arma para adueñarse de los territorios y seguir avanzando. 

Pero en una ocasión, en un pequeño poblado indígena de Coahuila, mientras toda la población huía de los feroces animales, una joven india, que se había quedado rezagada, se detuvo y se agachó para ponerse a la altura de los perros. Entonces, a pesar del pánico que sentía ante los colmillos de uno de los animales que estaba a punto de atacarla, comenzó a llamarle con voz dulce: 

– Eh, perrito, perrito lindo, no tengas miedo… 

El animal, que no estaba acostumbrado a ese tipo de trato tan dulce, se quedó paralizado y continuó escuchando, a pesar de no entender lo que decía la muchacha: 

– Ven, perrito lindo, no te haré daño- seguía diciendo ella. 

Y, para asombro de los soldados que estaban contemplando la escena, el perro se acercó a ella y se dejó acariciar, para luego lamer sus manos y seguirla cuando ella comenzó a correr. Ambos terminaron adentrándose en la selva, y los soldados no volvieron a ver al animal. Desde entonces, muchos otros perros como este siguieron a los habitantes de los poblados indígenas, ya que escogieron el trato respetuoso y cariñoso frente a la agresividad y el desdén



Mulan 

Hua Mulan nació en una pequeña ciudad de nombre Qiuhuasong. Ella desde pequeña sintió un profundo amor hacia su padre, que tantas historias ejemplares le contaba.

Hua Hu, que así se llamaba su padre, era bastante mayor. Cuando la chica era muy joven, se declaró la guerra y su padre tomó la espada con la intención de acudir a la batalla. Pero Mulan, al ver que apenas podía andar, se lo impidió: 

– Padre, no puedes ir a luchar. Apenas te quedan fuerzas para caminar. Yo iré en tu lugar. 

– No, Mulan, tú no puedes. Eres una muchacha, y no está permitido que las mujeres luchen en la guerra. 

– Eso si se enteran de que soy una mujer. Pero nadie tiene por qué darse cuenta. 

Y diciendo esto, la joven se cortó la larga coleta, se vistió con ropa de soldado y tomó en su mano una enorme espada. 

– Y ahora, padre, nadie sabrá que soy una muchacha. 

– Oh, no vayas, Mulan, te lo suplico. Eres muy joven. Sé que eres muy valiente, pero pueden matarte. No podría soportar perderte. 

– No te preocupes, padre, no me perderás.

La joven se subió entonces a lomos de su caballo y partió hacia la batalla. 

Mulan se convierte en una admirada guerrera 

Al principio, Mulan se movía un tanto temerosa. Sobre todo, por miedo a ser descubierta, pero en cuanto se dio cuenta de que nadie era capaz de imaginar que era una mujer, comenzó a dar rienda suelta a toda su valentía y a demostrar todas sus grandes habilidades.

Gracias a su destreza con la espada y la rapidez de su caballo, la valiente joven se convirtió en un soldado imprescindible. Todos la admiraban, y tanto es así, que sus historias de batallas ganadas llegaron a oídos del emperador, quien la mandó llamar al terminar la guerra para ofrecerle un puesto en el gobierno. 

– Mulan, eres el mejor de mis guerreros: te ofrezco un lugar aquí en la corte. nunca te faltará de nada y gozarás de todos los privilegios- Le dijo el emperador. 

– Alteza, agradezco mucho el ofrecimiento, pero creo que mi lugar no está aquí. A cambio, solicito que cambie ese regalo por un camello. 

– ¿Un camello? ¿Y para qué necesitas un camello? - preguntó algo confuso el emperador. 

– Para regresar a casa con mi familia– contestó con humildad la muchacha

Viven lejos y debo atravesar el desierto. 

– Claro, ahora mismo te traerán uno, joven y valiente guerrero- contestó el emperador

- Es lo mínimo que puedo hacer por ti. Mulan recibió su recompensa, y antes de partir, se despojó de su ropa de soldado y se vistió con prendas de mujer. Sus compañeros se quedaron absortos y totalmente confundidos: 

– ¡Una mujer! ¡Mulan es una mujer!- exclamó uno de sus compañeros de guerra. 

– Pero… – titubeó otro- ¡Llevamos más de diez años combatiendo juntos y nunca nos dimos cuenta!

 Todos aplaudieron a Mulan. Les acababa de dar una gran lección. La chica regresó a su casa, y su familia le preparó un grandioso recibimiento con un exquisito gran banquete.



Posteriormente identifica los valores implícitos en las leyendas y explica en qué momento de la historia se reflejan. 





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